Este Jueves, 27 de Septiembre, se cumplen cien años de la muerte de Fermín Salvochea Alvárez.
El 1 de Marzo de 1842 en la Plaza las Viudas, nace un hijo para sus padres, un alcalde para Cádiz y un revolucionario para el mundo.
En estos días, hemos tenido la oportunidad de escuchar discursos académicos y anécdotas populares que han conmemorado la figura de este gaditano bondadoso, revolucionario, culto...y además ecologista.
La profesora de filosofia Marta Tafalla dice en su libro "La Biblioteca de Noé", que los amantes de los animales, aún sin decirlo nos reconocemos en nuestros actos, nuestra manera de vestir de comer, de vivir, un gesto o una frase nos delata provocando una sonrisa de complicidad en otra persona que de momento ha reconocido en tí la profunda sensibilidad que vive en ella.
Aplicando esta teoria a la Historia, tambien podemos reconocer en su forma de vida a muchos que además de humanistas han sido animalistas aunque nunca se haya reconocido, éste es el caso de Fermín.
Fermín Salvochea era profundamente sensible al sufrimiento ajeno, un ser humano con una capacidad de solidaridad ilimitada, que sin duda, no se frenaba en los humanos.
Si analizamos algunas de las anécdotas que han quedado en la memoria popular podemos reconocer en este personaje a uno de nosotros:
Mi abuelo contaba que la madre de Fermín tenía pájaros en casa, un día cuando llegó a casa las jaulas estaban abiertas y los pájaros habían marchado.
Su madre le preguntó porqué había hecho eso a lo que Fermín contestó que él había pasado muchos años presos y que ningún ser vivo debia ser privado de su libertad.
Sus costumbres lo delataban como ecologista, amante del mar y la vida sana por ejemplo gustaba de baño diario en nuestras playas y tomaba el sol desnudo para estar en pleno contacto con el sol, la arena y el mar.
Sus reflexiones filosóficas estaban salpicadas de ecologia ya que pensaba que la enfermedad era fruto de la excesiva e innecesaria alimentación, la opulencia tan cruel con los animales fue criticada por Salvochea que por supuesto era vegetariano.
Su faceta política tambien nos muestra su sensibilidad ecologista, apostando por sustituir edificios privados, por zonas verdes y ajardinadas para el disfrute de la mayoria de los gaditanos.
En un intento de elevar la cultura del pueblo quiso Fermín que todos los colegios impartieran una asignatura en la que se enseñara a los niños el respeto a los animales y las plantas, reconociendo así que la Cultura es sensibilidad y conocimiento del Medio del que vivimos.
En su testamento el llamado "Cristo Anarquista" dejó su deseo de que sus restos fueran enterrados en contacto directo con la Tierrra, una Tierra que para Fermín, debia ser para habitarla todos y no para negocio de unos pocos.
A su entierro asistieron más de ciento cincuenta mil personas de todas las capas de la sociedad, un día de lluvia como pocos recuerdan, Mª del Pilar, su madre ,dijo:
"Hasta la lluvia ha querido venir a homenajear a mi hijo"...y seguramente fue cierto porque hace cien años cualquier forma de vida en la Tierra, perdió a uno de sus mayores defensores.
Podemos decir que este alcalde anarquista y utópico a través de su forma de vivir ha provocado en nosotros una sonrisa de complicidad animalista.
